España en la UE: estado de la cuestión
El 8 de marzo de 2023 INCIPE celebró el evento titulado España en la UE: estado de la cuestión. La sesión contó con la participación del Pablo García-Berdoy, Representante Permanente de la de España ante la Unión Europea (2016-2021), quien repasó las distintas fases de pertenencia de España a la Unión Europea. El encuentro fue presentado por el embajador y secretario general de INCIPE, Manuel Alabart. Tras la ponencia, se celebró una ronda de preguntas moderada por el director de INCIPE, Vicente Garrido.
Comienza García-Berdoy afirmando que existe un malentendido sobre el origen y la naturaleza de la integración europea, que contribuye a diluir la importancia de esta competencia básica del Estado europeo moderno. Los Estados, dueños de los Tratados, entienden que la UE es el ámbito necesario para que sean efectivas las políticas que antes decidían por separado y, ahora, de manera conjunta en un marco institucional compartido del que son titulares. El proceso europeo, por tanto, es una parte fundamental de la responsabilidad de gobierno, una proyección prioritaria de la soberanía nacional del mandato político que el poder ejecutivo ha recibido de sus ciudadanos. Esta visión del Estado copropietario del proceso en su conjunto es la visión adecuada.
Al tiempo que avisa de que la Unión debe adaptarse a los nuevos tiempos, García-Berdoy divide la historia de pertenencia de España a la UE en cuatro periodos; comenzando el primero de ellos con el ingreso de España en las Comunidades Europeas y finalizando en 1999 con la confirmación de la pertenencia española en la zona euro desde su inicio. En ese tiempo, se tiene la mayor tasa de crecimiento de la OCDE, pero existen grandes desequilibrios en la economía española, que obligaron a cuatro devaluaciones de la peseta y un ajuste presupuestario muy riguroso a partir de 1996 para el cumplimiento de los criterios del Tratado de Maastricht. En paralelo tiene lugar el acontecimiento histórico más importante tras la firma del Tratado de Roma, la caída del muro de Berlín.
Ya en la segunda etapa, el comienzo del siglo XXI en la UE viene marcado por la preparación de la gran ampliación, y en España, por un cambio de las alianzas preferentes. Irak aparte, España había encontrado muchos puntos de coincidencia con Reino Unido, sobre todo en lo relativo al desarrollo del mercado interior. La ampliación exigía una refundación que ya empezó en Maastricht, y fueron años de incesante negociación intergubernamental tras Ámsterdam, Niza, el fallido tratado constitucional y Lisboa. España, el pequeño de los grandes, consigue al principio asegurar su peso en el Consejo, pero el Tratado de Lisboa lo rebaja con su sistema de doble mayoría en un consejo con 25 y luego 28 Estados Miembros. Esta segunda parte finaliza con la crisis del euro a partir de 2008, en la que el nuevo gobierno quería volver a la tradicional política europea de España, a una relación más amable con la Comisión y el eje franco-alemán, una supuesta ortodoxia europea.
Desde 2008 hasta 2014, la Unión Europea vive su peor periodo; la gestión de la supervivencia (tercera etapa para España). Para García-Berdoy, España aún no se ha recuperado de la crisis del 2008, nuestra posición en Europa y en el mundo es más débil que antes de aquella crisis. Con respecto a la cuarta etapa, se da en 2015 por el comienzo de la crisis migratoria aquel verano, despertando a Alemania de su incómodo papel de hegemón. La llegada masiva de migrantes, la mayoría procedentes de Siria, desata una ola de populismo en muchos países europeos y una confrontación este-oeste por la diferente visión de la política migratoria europea. En este cuarto periodo, tuvo lugar el Brexit, una negociación bien llevada por la Comisión Europea que desmontó el mito británico de la soberanía recuperada, situación algo delicada por la mala noticia de la salida británica.
Continuando con esta última etapa, Pablo García-Berdoy establece que la crisis de la covid y la extraordinaria respuesta europea con la aprobación en diciembre de 2020 del fondo de recuperación Next Generation EU podrían haber cerrado de manera brillante este período si no hubiera llegado la invasión rusa de Ucrania. Cuando llegue el momento de presidir el Consejo de la Unión, España debe abrir el debate de la insuficiencia de fondos para el norte de África, pues se juega la estabilidad de su entorno y su relevancia en la UE. Además de la pandemia y la crisis de Ucrania, la globalización, la competencia China-EE.UU., la revolución digital, la crisis del multilateralismo, el desafío medioambiental, etc., apuntan a una paulatina delegación de poderes soberanos a la Unión. Pero esta delegación debe responder a los intereses españoles. En suma, tras estos años de vorágine integradora, de enorme actividad de las instituciones, el panorama es un futuro incierto para España como Estado Miembro. Y García-Berdoy considera que nadie es culpable de esto más que los propios españoles.
A raíz de las preguntas cuestionadas durante el debate, el embajador García-Berdoy afirma que se deben abrir conversaciones hacia una política de vecindad, la Ucrania o la Moldavia de hoy no pueden entrar en un proceso rápido de negociación para su adhesión. Asimismo, el acuerdo Bruselas-Reino Unido sobre Irlanda del Norte es beneficioso, y la relación futura Gibraltar-UE es sumamente importante. Por su parte, el secretario general de INCIPE, Manuel Alabart, concluye remarcando la oportunidad de que España ponga sobre la mesa la relación con Gibraltar y las políticas de vecindad.