La política exterior de la Unión Europea
El 7 de octubre INCIPE celebró el tercer encuentro del IV Ciclo de Encuentros Digitales Grandes Potencias, dedicado a la Unión Europea con un evento titulado “La política exterior de la UE: de la cooperación política europea a la autonomía estratégica”. Este evento contó con la participación de Ramón de Miguel, ex secretario de Estado de Política Exterior y Asuntos Europeos, y embajador de España. El encuentro fue presentado por el secretario general de INCIPE y embajador de España, Manuel Alabart. Tras la ponencia, se celebró una ronda de preguntas moderada por Vicente Garrido, director de INCIPE.
durante los primeros años tras el nacimiento de la Unión Europea la política exterior no tuvo mucha relevancia, trantándose en el Consejo de Asuntos Generales, dado que la política del mercado común tenía prevalencia en las discusiones del momento. Aunque hubo intentos sucesivos por incrementar su importancia en las instituciones europeas, no fue hasta los años 90 que vieron resultados las propuestas.
En la Conferencia intergubernamental inaugurada en 1992 en Maastricht se articuló la Comunidad Europea en torno a tres pilares. Cabe mencionar que el segundo pilar (separado del de mercado común) era el de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), que le dió personalidad política a la CE. En 1996 el Tratado de Ámsterdam refuerza el carácter operativo de la PESC, dotándola de instrumentos más coherentes. Además de la unanimidad introduce la mayoría cualificada para ciertas decisiones y la abstención constructiva. Del Tratado de Lisboa de 2009, Ramón de Miguel destaca el establecimiento del vínculo entre la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) y la OTAN; y remarca la importancia del artículo 42 del Tratado, el cual supone la consolidación de la solidaridad comunitaria con respecto a ataques exteriores.
Ramón de Miguel recalca que no existe una política exterior realmente común, a pesar de su importancia, debido a que está bastante fragmentada en su implementación. Un factor que cristaliza esto es la posibilidad de no participar, el opt-out, que, por ejemplo, Dinamarca ha aprovechado. Otro reto para la política de defensa es que, debido a su vínculo con el núcleo duro de la soberanía nacional, ha resultado ser un tema muy complejo de integrar en el marco común.
No ha sido posible crear un sistema común siquiera de las cosas más elementales como, por ejemplo, la munición del fusil de asalto, que es de diferente marca y calibre según el país. Ramón de Miguel plantea lo siguiente: “¿Si no somos capaces siquiera de armonizar el armamento de la infantería, como lo íbamos a hacer con todos los elementos tan complejos que existen hoy en día?”
A modo de evaluación, ha habido avances efectivos de la PESC y la PESD, pero aún tiene retos que superar. En primer lugar, encontramos el hecho de que el peso de la Unión Europea en el contexto mundial se encuentra en constante disminución. En segundo lugar, las profundas transformaciones de las reglas del comercio internacional y de la interdependencia económica, la cual se está volviendo muy conflictiva. En este contexto, la COVID-19 ha visibilizado la dependencia de los estados de toda clase de productos; desde medicinas hasta semiconductores. En tercer lugar, el gravísimo debilitamiento de la relación transatlántica, como conse4cuencia de que Estados Unidos está priorizando la región de Asia-Pacífico.
Este escenario ha cristalizado en dos eventos recientes que afectan a la Unión Europea, pero en los cuales su papel ha sido ignorado por Estados Unidos: la crisis de Afganistán, y el pacto AUKUS. “En conflictos más cercanos como ha sido el de Nagorno-Karabaj y el de Libia, la UE no ha tenido prácticamente ningún protagonismo y su papel ha sido absorbido por el dúo Turquía-Rusia”.
Para concluir, Ramón de Miguel termina remarcando la importancia de la autonomía estratégica para la Unión Europea, cuyo objetivo es reducir su vulnerabilidad, minimizar el nivel de dependencia de otras potencias, poder actuar sin someterse a dictados externos, y aumentar la soberanía y la capacidad de ejercer su poder en el sistema internacional. “La Unión Europea tiene que plantearse sus herramientas de política exterior para avanzar hacia la autonomía estratégica, que le permita actuar de forma independiente, promover sus valores y defenderse de sus amenazas”.
María de Alfonso
INCIPE