Estrategias de poder en el triángulo China, Estados Unidos y Europa


El 24 de septiembre INCIPE presentó el Ciclo de encuentros digitales Grandes Potencias cuyo primer bloque estará dedicado a China. Lo hizo con un evento virtual titulado «Estrategias de poder en el triángulo China, Estados Unidos y Europa» que contó con la participación como ponente de Fidel Sendagorta, Director General de Política Exterior y Seguridad en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. El acto fue presentado por Manuel Alabart, embajador de España y secretario general de INCIPE y, tras la ponencia, Vicente Garrido, director de INCIPE moderó una ronda de preguntas.

El director general Fidel Sendagorta centra su intervención en torno al cambio en la estrategia y el ejercicio del poder de China, en un contexto en el que las Relaciones Internacionales están basadas, cada vez más, en acciones unilaterales, coacciones económicas o de otra naturaleza, un rearme generalizado y un aumento del nacionalismo que aumenta las fricciones y, por tanto, el riesgo de un conflicto que, de momento, se sigue viendo como algo lejano, y en el que China se alza como la nueva potencia económica tras haber multiplicado por 20 su economía en los últimos veinte años.

Pero esta situación de liderazgo económico, Recuerda Sendagorta, no es algo nuevo. China era la primera potencia económica mundial a principios del siglo XIX. La novedad es que, mientras que, en aquel momento, el país no tenía ningún intereses de ejercer un liderazgo económico o militar fuera de Asia, la China de hoy necesita para su crecimiento económico el comercio y las inversiones internacionales y es capaz de proyectar su poder, no solo económico, sino también político y militar, en regiones en las que antes estaba poco representada.

En este sentido, la estrategia china cuenta, como todas, con una parte pública y otra secreta. La estrategia pública de china se centra en dos objetivos: situarse a la cabeza del sector tecnológico, a través de lo que se conoce como la Nueva Ruta de la Seda, rebautizada por China como ‘la franja y la ruta’ y promover una integración de las infraestructuras de todo el continente euroasiático y de su fachada marítima en el Pacifico, con el objetivo final de lograr una integración económica en el que todas las economías de la región aumenten su dependencia del mercado chino.

En referencia a la parte oculta de su estrategia, Sendagorta aclara que hay autores para los que responder a la pregunta “¿Hasta dónde quiere llegar china en su ascenso mundial?” es un misterio, mientras que otros consideran que es de dominio público que ese objetivo es que China se convierta para 2049, centenario de la fundación de la República Popular China, en la potencia que lidere el sistema internacional.

El cuanto al motivo del cambio de actitud de China, explica el director General, se puede situar, por un lado, en el declive y repliegue de Estados Unidos, con una opinión publica nada dispuesta a involucrarse en conflictos que no requieran una clara implicación estadounidense; el aumento de la independencia económica de China, que al haber aumentado su clase media, cuenta con un mercado interno colosal; y a la ideología nacionalista, que cada vez ocupa una parte más importante de su imaginario colectivo.

No obstante, pese a su estrategia de liderazgo, China cuenta con debilidades estratégicas que su política actual trata de compensar, entre las que Fidel Sendagorta destaca que está rodeado de potencias con las que ha estado en guerra en las últimas décadas. Por otro lado, la dependencia cada vez mayor de las vías marítimas que explica su estrategia para erosionar la relaciones entre EEUU y sus aliados en la región a través del dominio chino de la nueva ruta de la seda; y la doctrina militar anti acceso.

Estados Unidos, por su parte, inicialmente enfocó su política hacia China en términos comerciales pero se ha ido transformado en una política más ambiciosa; con China como rival estratégico, y centrada en el campo tecnológico, que es en el que se juega el liderazgo estratégico. Esto se debe, en palabras de Sendagorta a que “la mayor parte de las tecnologías de vanguardia son de doble uso. Por un lado, son la base de la nueva economía, pero cuentan también con un componente de defensa. Quien domine estas nuevas tecnologías podría acabar dando un salto tecnológico equivalente al que Estados Unidos dio con la posesión de la bomba atómica”. La pugna entre Estados Unidos y china por el 5G y el decoupling o desacoplamiento tecnológico no es, por tanto, tanto en torno al espionaje, sino a la ventaja estratégica que supondría para China, en caso de conflicto,  que sus empresas controlasen las redes, otorgándole la capacidad de apagar sectores enteros de la economía de un país.

En cuanto a la reacción de Europa, que Sendagorta considera tardía pero notable, se ha basado en aumentar el control a las inversiones y las actividades comerciales de China en terceros países y a desarrollas una política industrial y tecnológica que sea capaz de competir con el gigante asiático, al considerar a China de una manera más defensiva.

No obstante, la rivalidad estratégica entre China y EE.UU. también implica que este va a ir desconectando cada vez más de la seguridad europea, por lo que Fidel Sendagorta considera fundamental un desarrollo europeo de su autonomía estratégica, un concepto que cada vez más, y como ha demostrado la pandemia, va más allá de un enfoque militar y se centra también en otras áreas como la resiliencia.

Sofía Alfayate
INCIPE

Podrás visualizar el encuentro digital en este enlace

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