Seminario La OTAN tras la Cumbre de Madrid
El 20 de octubre INCIPE celebró el Seminario La OTAN tras la Cumbre en Madrid, en colaboración con el Ministerio de Defensa. La actividad contó con dos mesas redondas. La inauguración corrió a cargo de Manuel Alabart, embajador de España y secretario general de INCIPE, y del Almirante (r.) Juan Francisco Martínez, secretario general de Política de Defensa (SEGENPOL) en el Ministerio de Defensa. La conferencia de clausura corrió a cargo de Carmen Romero, secretaria general adjunta para Diplomacia Pública de la OTAN.
La primera mesa redonda, por título El nuevo Concepto Estratégico de Madrid: ¿qué ha cambiado?, estuvo moderada por Vicente Garrido, director general de INCIPE. Participaron en ella Álvaro Ortega, director general adjunto de Política Exterior y de Seguridad; Miguel Peco-Yeste, asesor político de la Policy Planning Unit, oficina del secretario general de la OTAN; y Mariola Urrea, profesora titular de Derecho Internacional y Unión Europea en la Universidad de la Rioja. La segunda mesa redonda, Implicaciones para España del nuevo Concepto Estratégico, estuvo moderada por Mar Hidalgo, analista principal del IEEE. Participaron en ella Adolfo Menéndez Menéndez, presidente de la Asociación Atlántica Española; el Cor. Jose Luis Calvo, director de la División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa (DICOES) del Ministerio de Defensa; y Félix Arteaga, investigador principal del área de seguridad y defensa internacional del Real Instituto Elcano. Tras las respectivas ponencias, tanto los invitados presenciales como los online pudieron realizar sus preguntas a los ponentes de las dos mesas redondas.
El SEGENPOL, Almirante Juan Francisco Martínez, inició su intervención haciendo un balance del resultado de la Cumbre de la OTAN, celebrada en Madrid entre los días 28 y 30 de junio. Insistió en que la Alianza ha salido reforzada, al consolidarse su comunidad de valores y concurrir a la propia Cumbre países del Asia Pacífico; región geoestratégica de elevada importancia global, y de la UE, con quien se extiende un nuevo puente de relaciones (art. 42 y 43). La guerra en Ucrania ha supuesto un catalizador para la reforma de la Alianza, ya prevista con anterioridad al conflicto, y que ha visto consolidado su mínimo común múltiplo: el consenso. Se han buscado interdependencias en sus capacidades militares, aunque no dependencias excesivas, aumentando la inversión sin perjudicar la resiliencia. La aprobación del nuevo Concepto Estratégico representa un logro importante e innovador, donde España ha estado perfectamente retratada por su atención a la seguridad humana, la seguridad en 360 grados (contra todas las amenazas, en todas las direcciones), la integridad territorial de los aliados (art. 20) o las menciones específicas a África. Matiza el SEGENPOL que esto no basta, existiendo una masa crítica insuficiente para promover las reglas del Derecho Internacional, con países que no han condenado la invasión a Ucrania en el seno de las Naciones Unidas; y recalca la necesidad de construir puentes con Iberoamérica.
El nuevo Concepto Estratégico de Madrid: ¿qué ha cambiado?
Durante la primera mesa redonda El nuevo Concepto Estratégico de Madrid: ¿qué ha cambiado?, Álvaro Ortega aplaude la transparencia en el posicionamiento de la Alianza Atlántica, y en línea con el SEGENPOL, insiste en que se ha dotado a la UE de una brújula para hacer de ella un actor global de autonomía estratégica. El nuevo Concepto Estratégico identifica dos amenazas muy claras: Rusia, como la más importante y directa por primera vez desde la Guerra Fría, y el terrorismo. Insiste en que la agresión sobre Ucrania, así como la retirada de Afganistán en 2021, ha supuesto un cambio de paradigma; buscándose sustituir una arquitectura de seguridad basada en la confianza por otra basada en garantías. Los procesos de reforma en el ámbito de la Alianza se han acelerado, identificando claramente amenazas en los ámbitos espacial, cibernético e híbrido para los que, en función del grado y la incursión, cabría incluso invocar el Art. 5 y el sistema de seguridad colectiva. La disuasión y la defensa se ha primado como la primera de las tareas de la OTAN, si bien no recuperándose la doctrina de la Forward Defense de la Guerra Fría y con cuidado de no invocar una escalada en el conflicto. Ortega señala que no se dio pie a que la OTAN sea la organización que coordine la asistencia militar directa de los Aliados a Ucrania, a diferencia de la UE, que buscó un mensaje de concentración a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz.
Mariola Urrea en su intervención insiste en la necesidad de que la sociedad comprenda, entienda y acompañe las implicaciones del nuevo Concepto Estratégico, en el que hay mucho de vuelta a las raíces, pero también un importante valor añadido. La agresión a Ucrania ha producido un desafío en el orden internacional liberal en los términos y reglas en los que resulta viable la vida política europea tal como la hemos configurado. Las reglas del derecho internacional han sido amenazadas e incluso violentadas, y la paz no podrá regresar hasta que este pueda ser preservado. Mariola Urrea afirma que la UE ha superado su miopía y empieza a manejar el lenguaje del poder a pasos agigantados, consciente de que sus instrumentos de política normativa no son lo suficientemente útiles en la nueva arquitectura geopolítica. Concluye que centrándonos solo en la disuasión y defensa y descuidando los otros dos cometidos (gestión de crisis y seguridad cooperativa), la seguridad colectiva no podrá garantizarse.
Miguel Peco-Yeste cierra la primera mesa redonda definiendo el Concepto Estratégico aprobado en Madrid como el más ambicioso políticamente de la historia de la Alianza. En lo respectivo a China, la OTAN sigue abierta a un diálogo y al compromiso constructivo (por ejemplo, en el control de armamentos), y no ve al gigante asiático como un adversario; si bien su forma de remodelar el mundo tiene unas consecuencias directas para nuestra democracia. Recalca, al igual que Álvaro Ortega, la apertura de nuevos ámbitos operativos, como el espacio y la ciberdefensa; y enfatiza en este aspecto los relativos al terrorismo, reconociendo la capacidad de estos individuos no solo de conducir atentados sino de inspirarlos. Entre los elementos innovadores respecto a 2010, se manejó en la Cumbre el tema de las tecnologías emergentes, alterante del carácter de los conflictos. Los tres pilares ya citados se refuerzan con unidades adicionales para convertirse en unidades de nivel superior y la idea de prevención queda introducida dentro de la noción de gestión de crisis.
Implicaciones para España del nuevo Concepto Estratégico
En la segunda mesa redonda, el Coronel José Luis Calvo insiste en no mitificar el Concepto Estratégico y tratarlo más bien como una foto fija de un momento determinado que la OTAN no ha de seguir a rajatabla. Discierne las dos corrientes o posturas dentro de la Alianza: la más dura, globalista y expansiva de los países anglosajones; y la más prudente y regional europea. Se ha materializado en la Cumbre de Madrid un cambio de ambiente, recuperando las buenas formas, el espíritu de solidaridad y el respeto mutuo entre aliados, que parecía perdido con la presidencia de Donald Trump. Como guía para España en el aumento de su presupuesto de defensa, afirma que la Guerra de Ucrania ha demostrado que toda una serie de capacidades núcleo del sistema de protección civil son esenciales para la supervivencia nacional. La interconectividad, el mando y el control, la logística y la comunicación pública, cada vez más digitalizadas, serán la clave de nuestra defensa. Insiste además en la OTAN y la UE como conceptos complementarios, no competidores, no siendo nada desdeñables las capacidades de seguridad de esta última.
Adolfo Menéndez afirma que el Concepto Estratégico representa para España un compromiso, una responsabilidad y una toma de conciencia con nuestra situación actual. España sostiene un empeño evidente con la democracia, el imperio de la ley y la libertad desde 1978. Ello implica una responsabilidad política, económica y militar muy clara, con una actitud coherente con el concepto estratégico de la OTAN, que no viene en detrimento de la autonomía estratégica de la Unión. La economía se ha convertido en una herramienta de combate, marcando una dirección de aumento de en torno al 25% de gasto en defensa, que ha de incrementarse en concepto de gasto más estructural que coyuntural. La profesionalización de las Fuerzas Armadas en los últimos 20 años ha posicionado a España en un lugar destacable en lo que respecta a la preparación técnica de alto nivel. En definitiva, la libertad y los derechos humanos no permiten margen de negociación frente al autoritarismo, lo que si bien no implica una ceguera estratégica, sí indica un rumbo, una dirección.
Félix Arteaga, tercer integrante de este bloque temático, señala que la guerra en Ucrania ha implicado un giro copernicano: la concentración de la OTAN (antes operativa en diversos frentes) en un enemigo común como parte de su Concepto Estratégico. Así, si bien se creía que el problema principal sería explicar a la sociedad española el por qué se necesita implantar una estructura tan decidida y estricta (otrora orientada a la gestión de crisis), la invasión de febrero ha apaciguado esta preocupación, abriendo el debate sobre materias operativas y de capacidad. La base industrial, la logística y las reservas estratégicas que sustentan a las Fuerzas Armadas, ahora insuficientes, han de escalar hasta niveles sostenibles. Según Arteaga, el título que se adjudique a la manera de cooperar es indiferente, pues lo que importa son los afines, los partners regionales. España ha de buscarlos allí donde tenga intereses estratégicos, al tiempo que comienza a calar en la OTAN una comprensión y atención a la zona del Sahel, que España lleva persiguiendo durante años, y donde ha de elaborar una postura militar propia (escudo antimisiles, operaciones de combate, etc.).
Carmen Romero clausuró el Seminario haciendo hincapié en la necesidad en que no se den por sentado los valores de la OTAN en el nuevo escenario de seguridad, choques sistémicos y volatilidad; no solo en el Este, sino también en el Sur. El nuevo Concepto Estratégico impulsa la adaptación estratégica de la Alianza, dejando claro que las normas y principios que brindaron previsivilidad tras la Guerra Fría se hallan bajo asedio y presión. Así, si en 2003 se hablaba de asociación estratégica con la Federación Rusa y en 2010 de disuasión y diálogo; 2022 presenta un escenario donde se busca mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú para gestionar riesgos y evitar la escalada. Cualquier cambio en dicha relación está condicionado a que Rusia vuelva a suscribirse al Derecho Internacional. La OTAN es una organización defensiva, no ofensiva, que busca la disuasión, no la confrontación, poniendo, eso sí, fin al conflicto con Ucrania como nación soberana e independiente y persiguiendo la seguridad colectiva. Respecto de China, Carmen Romero resalta que, si bien sus políticas coercitivas plantean desafíos sistémicos a la seguridad euroatlántica, ello no implica que no se mantenga una relación constructiva, entendiendo las oportunidades que nos presenta el auge de Pekín. En materia de terrorismo se resalta que continúa siendo la amenaza asimétrica más directa para la seguridad ciudadana y se recoge la evolución de tácticas y capacidades no mencionadas en el anterior Concepto Estratégico. El cambio climático se identifica como multiplicador de crisis, y comenzamos a hablar de un vínculo entre nuestra seguridad estratégica y la del Indo-Pacífico. En definitiva, la seguridad y la defensa seguirán siendo la columna vertebral de la Alianza Atlántica, adaptándose a una comprensión multidimensional con la introducción del concepto de “defensa avanzada” y con especial atención a la innovación.