Jornada: El escenario geopolítico del siglo XXI
Bajo el título El escenario geopolítico del siglo XXI, INCIPE celebró el pasado 26 de junio una Jornada, cuya inauguración corrió a cargo de D. José Pedro Sebastián de Erice, Secretario General de INCIPE y de D. Alejandro Enrique Alvargonzález, Secretario General de Política de Defensa, Ministerio de Defensa.
La geopolítica ha experimentado un cambio radical en los últimos años. Con la globalización y el desarrollo de las nuevas tecnologías han surgido nuevas amenazas y las ya existentes se han adaptado a este entorno, sirviendo de ejemplo el terrorismo o la delincuencia organizada. Este cambio ha hecho también que la seguridad interna y externa de los Estados esté ahora íntimamente relacionada. Es por ello que la colaboración multilateral es indispensable para afrontar los retos actuales.
El primer panel de la Jornada, titulado Claves geopolíticas actuales, contó con Darío Valcárcel, CEO de Estudios de Política Exterior S.A. y Vicepresidente de INCIPE, como moderador. Asimismo, entre los potentes se encontraban el Coronel Pedro Méndez de Vigo, Jefe del Área de Análisis Geopolítico de la Secretaría General de Política de Defensa; Andrés Ortega, Director del Observatorio de las Ideas e Investigador Senior Asociado del Real Instituto Elcano; y Florentino Portero, Profesor Titular de Historia Contemporánea en la UNED.
La geopolítica, que analiza quién ostenta el papel hegemónico según regiones y ámbitos de actuación, despierta una rivalidad entre los Estados. Este hecho es importante porque puede imposibilitar el dar una respuesta común a las amenazas actuales a nivel internacional, de manera que no haya una cooperación eficaz en los organismos multilaterales. En gran parte, también esto se debe a una falta de visión de una realidad multipolar, puesto que en las últimas décadas ha imperado una concepción del mundo unipolar.
En el escenario internacional, Estados Unidos sigue siendo la primera potencia, aunque su nivel de influencia en el ámbito económico y militar haya disminuido. Así, la influencia de su política exterior en el eje Asia-Pacífico se ha visto mermada. Este debilitamiento estadounidense se explica con el hecho de que desde el fin de la Guerra Fría, el liderazgo de EE.UU. fue demasiado importante, lo que hizo que se tuviesen más objetivos que capacidades para alcanzarlos. A eso se une el desgaste que supusieron las guerras de Afganistán e Irak, tanto para la opinión pública estadounidense como respecto a su credibilidad en el ámbito internacional.
Por otra parte, la situación en Oriente Medio también ha sido fruto de análisis. Con una localización privilegiada entre Asia y África, el Mediterráneo y el Índico, los conflictos en esta zona han aumentado. Entre los hechos históricos que han contribuido a estos problemas se encuentran la creación del Estado de Israel, el conflicto entre el bloque suní y chií, y la presencia de EE.UU. en la región. En la actualidad, ha sido determinante el nacimiento del grupo terrorista Estado Islámico, escisión de Al Qaeda, y su influencia en el terrorismo yihadista, así como la existencia de tres Estados fallidos en la zona: Siria, Irak y Yemen. A pesar de ello, algunas corrientes se muestran optimistas ante un posible re-equilibrio llevado a cabo por Irán, Arabia Saudí y Turquía, cuya influencia está en aumento.
En cuanto a la Unión Europea, la falta de un enfoque común de seguridad y defensa dentro de ésta ha hecho que deje de ser el principal socio para EE.UU., quién también adolece ahora de un problema de visión estratégica. Esta pérdida de perspectiva podría ser utilizada por China y Rusia, que pese a sus carencias, aún conservan cultura estratégica. Esto se evidencia en el aumento del control de islas por parte de China, o el mantenimiento del conflicto con Ucrania por Rusia. También los BRICS están aprovechando su desarrollo económico para la creación de sus propios bancos regionales.
El segundo panel, titulado European Security and the Role of International Organizations, fue moderado por el Director de INCIPE, Vicente Garrido. Entre los ponentes de esta mesa se encontraban Jonathan Parish, NATO Deputy Assistant Secretary General for Defence Policing and Planning; el Coronel Ignacio Fuente Cobo, Analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos; y Elena Gómez Castro, Subdirectora General de Seguridad del MAEC.
La seguridad europea es ahora una de las preocupaciones de la OTAN. Por ello, su reto es prevenir que el conflicto en Ucrania se extrapole a otros Estados de la región, reforzando las capacidades nacionales en los países fronterizos y creando esa Fuerza de Respuesta Rápida. Igualmente, es importante que esta organización atienda a la inestabilidad en el norte de África y Oriente Medio, donde se desarrollan gran parte de las amenazas internacionales y multidimensionales, como la proliferación de ADM, el terrorismo, la piratería, la ciberseguridad, así como la inmigración y el tráfico de seres humanos.
Es por ello que se comentó que la OTAN debe estar lista para responder en un escenario de 360 grados, y sus aliados deben estar adaptados a la agenda internacional. Para ello, se ha desarrollado un plan basado en los despliegues y ejercicios de fuerzas, y la adaptación de las medidas. Así, en el futuro la Alianza tiene como reto adaptar su estructura militar, política e institucional a los cambios que se dan en la realidad internacional, a través de la construcción de capacidades, el desarrollo de una estrategia, la mejora en el uso de los recursos o la reforma en la toma de decisiones dentro de la organización.
Por otra parte, el pivote Asia-Pacífico dentro de la Política Exterior de EE.UU. se ha identificado como una oportunidad para que la Unión Europea se encargue de su propia seguridad. Sin embargo, parece que esto no se está produciendo por tres factores: la bajada del gasto militar, la falta de acuerdo común sobre cómo organizar la seguridad, y el surgimiento de nuevas amenazas.
En términos generales, las organizaciones internacionales tienen por delante la necesidad de trabajar conjuntamente y estar presente de manera simultánea. A ello se une la importancia de la participación de terceros países y el aumento del papel que juegan las organizaciones regionales.
Finalmente, durante la Jornada se trató la posición de España, donde la seguridad y la defensa han sido siempre un objetivo común, y a lo que ahora se une el hecho de que la seguridad interior y exterior sean indivisibles. La actuación española ha estado guiada por el principio de solidaridad, el apoyo a las medidas adoptadas y en la creencia de la eficacia y necesidad de actuación de la ONU y la OTAN. Como actor global, nuestro país es un miembro relevante de ambas organizaciones, suponiendo la Alianza una dimensión fundamental dentro de la seguridad de nuestro país.
Sara Díaz
INCIPE