Ciclo las Fuerzas Armadas en el siglo XXI: Las Fuerzas Armadas en el siglo XXI
Bajo el título Las Fuerzas Armadas en el siglo XXI, el INCIPE celebró el pasado lunes 23 de marzo un Desayuno de Trabajo, en el que se abordaron los retos de futuro para las Fuerzas Armadas en los próximos años, y que contó con la presencia del Excmo. Sr. Almirante General D. Fernando García Sánchez, Jefe de Estado Mayor de la Defensa.
Las rápidas transformaciones que está experimentando el mundo actual no son ajenas a nuestras Fuerzas Armadas, que se encuentran en un período de transformación constante para estar previstas y preparadas lo más rápido posible para lo que pueda pasar en el futuro. Así, éstas son una herramienta esencial dentro de la acción exterior del Estado, por lo que deben ser responsables en su actividad, dando respuesta a las necesidades del país y de la sociedad.
En el presente marco estratégico, la globalización y la internacionalización se han convertido en elementos indispensables. Igualmente, han adquirido especial relevancia las amenazas, contra las que hay que luchar, y los riesgos, que necesitan ser controlados de cara a una futura actuación. Entre las amenazas destacan ahora más que nunca el terrorismo internacional, el crimen organizado, la proliferación de armas nucleares, las pandemias o la crisis de los sistemas económicos. Sin embargo, para las Fuerzas Armadas cabe prestar especial atención a los potenciadores del riesgo, como el desequilibrio demográfico, el desarrollo tecnológico, o los problemas en educación o medio ambiente, que son los que crean el peligro de crear nuevas amenazas o intensificar de las existentes.
Otro de los retos a los que se enfrentan las Fuerzas Armadas es la evolución en los gastos de Defensa. De este modo, el incremento del presupuesto en los países de Oriente ha hecho que Occidente tenga que planear estrategias que lo compensen, centrándose el poderío militar en una mayor capacidad de operación, tecnología o información, y no en unidades de combate, como se hacía en el pasado. Por otra parte, el espacio global tiene ahora como inconvenientes la accesibilidad y la porosidad de las fronteras, que han hecho que éstas tan sólo se controlen de manera limitada, lo que supone un desafío para las Fuerzas Armadas en su papel de lucha y control de las amenazas.
Todos estos cambios hacia una mayor complejidad del escenario internacional han supuesto también un cambio en las percepciones estratégicas de la Defensa. Así, ahora el concepto de victoria no se mide en unos objetivos concretos, sino que se basa en la consecución de influencia; y se ha dado un gran valor a la información, sobre todo en las llamadas guerras híbridas. También la seguridad y la defensa son conceptos que cada vez están más unidos y el desarrollo es un elemento indispensable para poder tener seguridad, y viceversa.
Con todo ello, dentro las Fuerzas Armadas son importantes, en la actualidad, los conceptos de prevención, que supone el desarrollo de las capacidades de inteligencia y vigilancia; la decisión, que depende de un sistema de mando y control claros; y la acción, que se basa en los elementos estratégicos. Además, el hecho de contar con una estructura operativa sencilla ayuda a que lo anterior se cumpla en todo tipo de operaciones.
Las Fuerzas Armadas luchan ahora por conseguir un equilibrio entre la financiación, la estructura y la operación, de manera que su actividad se ajuste a las circunstancias y sea efectiva. Por ello, se ha planteado la necesidad de que la estrategia de Defensa cuente con un planteamiento operativo de 7 días a la semana 24 horas al día, que cubra los planes de contingencia y esté basado en la prevención, con el desarrollo de indicadores de alerta, sistemas de información y vigilancia.
El futuro de las Fuerzas Armadas se encuentra sujeto al condicionamiento de la financiación sobre la acción militar; al mantenimiento de los valores inculcados en los servicios militares; a un grado de alistamiento que preconice en la calidad frente a la cantidad, es decir, que los miembros se encuentren a plena disposición; y finalmente, a la promoción de una capacidad de decisión del sistema de mando y control que guíe las posteriores decisiones. Además, como prioridad del JEMAD está la preparación y mejora de una fuerza conjunta de los distintos Ejércitos y la Armada en el que converjan la estructura orgánica y la operativa.
En resumen, las Fuerzas Armadas en España encuentran de cara al futuro la necesidad de educar y unir el esfuerzo entre las diferentes divisiones, incrementar la interoperavilidad con sus aliados, apostar por la movilidad, aumentar la velocidad de mando, desarrollar su capacidad de analizar grandes bases de datos que les permitan conocer la realidad actual, aumentar las capacidades en inteligencia, ciberdefensa, armas selectivas o vigilancia; contar con un carácter flexible para trabajar en ambientes complejos y diferentes; y tener una capacidad de enfrentamiento que siga las premisa de dejar poca huella, de forma que se sufran el menor número de bajas y sus operaciones sean lo más respetuosas y medidas.
Finalmente, en el turno de debate del Desayuno de Trabajo se trataron cuestiones como la relación de España con la OTAN –que tiene especial relevancia por el hecho de que en 2016 nuestro país será líder de la Fuerza de Muy Alta Disponibilidad del Tratado Atlántico–; la amenaza que supone el terrorismo yihadista; los recortes en la financiación de las Fuerzas Armadas; el problema de las tecnologías de doble uso; o la influencia del cambio de Gobierno en el ámbito militar, entre otros.
Sara Díaz
INCIPE